Virtua Fighter ha elevado la lucha uno contra uno a un nivel técnico sin igual dentro del género, refinando y evolucionando la fórmula en cada nueva edición. Pero nunca se ha podido disfrutar de toda la pureza de este arcade en casa, hasta ahora.
Después de un enorme legado y millones de horas dedicadas a la cuarta entrega y sus variaciones, AM2 ha seguido adelante con la saga en esta quinta entrega, estrenada los arcade sobre una nueva y potente placa. La evolución tecnologíca era obvia desde el primer momento; la clave residía en saber los cambios en un sistema de combate al que cientos de personas han dedicado buena parte de sus ratos de ocio. Dos nuevos personajes, lista de golpes muy similares para cada personaje... y cambios profundos en algunas mecánicas de combate, lo que aunque para el ojo no entrenado puede que no sea evidente, para el conocedor supone un gran reto al que muchos especialistas ya están entregados en todo Japón, congregados alrededor de la espectacular cabina de cinco puestos -uno dedicado por completo a modo de exhibición, retransmitiendo partidas comentadas desde todo el país del sol naciente-.
Aprovechando la llegada de las consolas de nueva generación, Sega no ha querido renunciar a la posibilidad de usar estas nuevas plataformas para desarrollar la obligada versión doméstica del título, primero en PS3 y dentro de unos meses para 360. La diferencia con respecto a anteriores entregas es que el estudio no ha tenido que meter con calzador el juego en la máquina de turno (llámese Saturn, Dreamcast o Playstation 2) y ha contado con la suficiente potencia para poder reproducir fielmente la experiencia de los arcades en casa.
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